Por Virginia Vega
Las fiestas en honor a nuestra Virgen de la Lastra, así como otras costumbres que existen en nuestro pueblo, han experimentado algunos cambios.
Cuando mi abuela era una moza allá por el año 1930, las fiestas se celebran el primer domingo de Octubre. Los nueve días anteriores se celebraban las novenas en honor a nuestra patrona y después todo el pueblo iba a la luminaria donde la gente contaba sus chascarrillos. También durante estos nueve días se hacían los bollos, tortas y roscas en los dos hornos, que por aquellos años existían, y en la tahona.
El sábado por la tarde noche, último día de las novenas, se cantaba la Salve a la Virgen y se subía a adorarla. El domingo, era el día de la fiesta grande, después de la misa los mozos y mozas del pueblo iban de casa en casa a comer los dulces y a beber vino. Por la tarde y hasta el miércoles se celebraban las corridas de las vaquillas en la plaza de toros la cual estaba en la “la plaza de los toros”, allí los mozos y mozas toreaban a las vaquillas.
El lunes, por la mañana, después de misa se celebraban las almonedas en las que participaba todo el pueblo, se subastaban animales (gallinas, conejos, pollos, etc..), fruta, quesos, y muchas cosas más. Las almonedas eran presididas por el alcalde (en aquellos años el alcalde de Anguita era el Tio Juanito), los concejales y el cura.
Todas las tardes y noches, desde el domingo hasta el miércoles, había baile amenizado por la orquesta de Milmarcos. Los músicos se hospedaban en las casa de diferentes vecinos del pueblo.
El miércoles por la tarde, venía un matador de Sigüenza y sacrificaba a una vaquilla, la cual se cocinaba y se hacia una merienda en la que participaba todo el pueblo. Ese día venían de Maranchón el Perico y la Perica con su tambor y su acordeón para amenizar la merienda.
Así es como me ha contado mi abuela Tina como eran las fiestas de Octubre cuando era una moza.
Desde aquí quiero agradecerle su esfuerzo por recordar sus años de infancia, que tanto han cambiado con los tiempos actuales.
Artículo extraído de la Revista el Cantón Verano 2006
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