domingo, 5 de septiembre de 2010

Labrador Herraiz nos desvela las Eglogas de Padilla




Labrador Herráiz edita un nuevo libro clásico de Eglogas pastoriles de Pedro de Padilla

Una novedad literaria que afecta a Guadalajara, por cuanto el editor y estudioso de la obra es alcarreño, nos llega desde el Frente de Afirmación Hispanista de México, que acaba de editar un nuevo volumen de la obra completa del poeta andaluz Pedro de Padilla.
Se trata de las “Églogas Pastoriles y juntamente con ellas algunos sonetos del mismo autor”, con un prólogo de Aurelio Valladares y la edición y profundo estudio del libro que con ese título se publicó en Sevilla en 1582, hasta ahora muy poco conocido, de José J. Labrador Herráiz y Ralph A. DiFranco. Un volumen de 422 páginas en el que las primeras 40 van ocupadas por el estudio referido de los filólogos Labrador y DiFranco, y el resto por el texto original del poeta del Siglo de Oro.
Para los amantes de la poesía clásica, este es un libro capital, una verdadera joya, rescatada ahora de las profundidades polvorientas de las bibliotecas americanas. El propio autor dice de la obra que son “Eglogas pastoriles de diferentes subjetos y composturas, donde con versos sueltos en lugar de prosa van ligados los demás que a diversos propósitos se hicieron”. Bien a las claras confiesa el autor lo diverso de su obra, aunque parezca que lleva un hilo conductor. Está en la línea de lo que en el siglo XVI se pretendía: lanzar versos que divirtieran, entretenidos, bellos y recordables. Aunque fueran sin hilazón unos de otros. Pero como esto ya lo había hecho el propio Padilla en su “Thesoro de varias poesías” de 1580, y le había sido criticado, ahora montaba estas otras variadísimas composiciones con un hilo conductor. Tanto las Églogas, como sus posteriores y añadidos sonetos, tienen al amor por sujeto, omnipresente, arrebatador.
El alcarreño José Julián Labrador Herráiz, de Cifuentes, es el recopilador y analista de esta obra. Ya retirado de sus labores didácticas en la Universidad Estatal de Cleveland, prosigue ahora en su monasterio civil de La Coruña su tarea, más intensa que nunca, de recopilación y estudio de la poesía y la literatura hispánica del Siglo de Oro. Sabemos que incluso ha encontrado algunos raros manuscritos relativos a poetas y escritores alcarreños de antiguos tiempos, que ojalá podamos ver publicados muy pronto. Su relación familiar con Serrano y Sanz y con Layna Serrano, serranos cifontinos como él, augura los mejores resultados, y garantiza el entusiasmo que con respecto a su tierra natal pone en todos sus trabajos.

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