domingo, 28 de septiembre de 2008

Asesinos silenciosos: el engaño de los molinos

No hay cosa menos misteriosa que el descubrir dónde ha habido hace poco una fiesta. Las calles encharcadas de orines, los vasos, ya sin gota de calimocho, rotos por las esquinas, algún que otro vidrio hecho añicos y, cómo no, gomas, gomitas y botellines de cerveza, que en vez de suciedad, en un cercano otrora tuvieron líquido para la alegría. Esas son las calles de Madrid después de San Isidro, de la Barcelona post-Mercé, o la Pamplona sin San Fermines… desgraciadamente, también es una estampa común en Anguita, particularmente en dos fechas señaladas por el calendario. El hombre no repara en el sigilo. Toda estancia suya deja algún resto, sea sucio o inmaterial, excedente o putrefacto. Llegados a este punto, quisiera proponer una reflexión. Según sabemos, a nuestras mascotas no les debemos poner demasiado para comer, pues se empachan; no acaban de comprender los resultados de sus actos. El hombre, pudiendo ver las consecuencias de sus eventuales actuaciones, acostumbra a empacharse igualmente. Cambiando de registro, que no de lugar geográfico, podría decirse algo semejante en referencia a los controvertidos molinos de viento.

El antiguo Común de Medinaceli está siendo depredado por las, por lo demás etéreas, empresas energéticas. Páramos de alta montaña, donde acaso a uno sólo se le ocurriera acudir a por hierbas y setas, acontecen lugares explotables, en los que poder sacar alguna rentabilidad económica. ¿Por qué no dar vida a pueblos muertos?, dirán algunos. Porque la milagrosa resurrección sólo la practicó Cristo, y aún así lo dudo. Pueblos necesitados de cariño se dejan prostituir por falsas promesas. Muchos ven en los molinos sucedáneos de pozos petrolíferos. La verdad es bien distinta.

Dentro de un haz de políticas encaminadas al incremento español de la producción energética, destaca el apoyo dado a las conocidas como “energías renovables”. No haremos referencia a lo selectivo de las energías mareomotrices, hidráulicas y geotérmicas, tampoco a lo caro de la energía solar, y su sempiterna dependencia del, no tan abundante, silíceo. En lo que a nuestro tema se refiere, la energía eólica tiene un coste de 1.000 Euros por kW de potencia instalada, aproximadamente (variable desde 1250 €/kW para máquinas con una unos 147 kW de potencia, hasta 880 €/kW para máquinas de 600 kW), teniendo una vida útil de sólo 20 años.

Buitres, águilas, murciélagos, avutardas y demás especies que mueren con el impacto de las aspas (van a cerca de 200 km/hora, en condiciones normales) no parecen tenerse en cuenta cuando de analizar esta, dudosamente milagrosa, alternativa se trata. ¡Qué las aves vigilen por dónde vuelan! Claro. ¿Nadie se dio cuenta de que donde hay viento hay molinos, y que las corrientes son el “autopista” por donde vuelan las grandes aves?

Si bien existen proyectos interesantes como son la construcción de molinos en el mar, donde el viento es más constante, cierto es que se trata de una energía, que menos en España, no está cumpliendo con sus mejores perspectivas. De hecho, Holanda, Reino Unido o Alemania ya han puesto fin a su auge, dado que no acaban con la dependencia energética de otras fuentes como el carbón, el petróleo, y sobre todo, la energia nuclear. En California, una de las regiones piloto en lo que a su instalación se refiere, se están abandonando, y en Noruega se tienen indicios, más que evidentes, de que los molinos de viento son la causa primordial de la cuasi total extinción de una de las aves más majestuosas que pueda encontrarse en el mundo: el pigargo europeo (o águila marina).

No es necesario ir tan lejos. Existen pueblos en Cantabria que tienen heridas sus montañas. Cadáveres de la minería que señalan dónde antes se generó riqueza, pueblos con algún porvenir y autoestima. Quisiera no ver lo mismo en Maranchón, Luzón o Mazarete, tampoco en Esteras o La Muela. Si pensamos bien bien cuál es la riqueza que reparan estas bestias metálicas, nos acordaremos de las fiestas de las primeras letras, único “regalo” que reciben los pueblos como contrapartida a la venta de su orgullo. Definitivamente, el hombre sigue equiparándose a su mascota, sólo que pudiendo mirar el reloj, analizar el porvenir de los tiempos, sigue gritando el “Carpe Diem” y haciendo estropicios, donde antes deben hacerse serias reflexiones.
* Sobre las medidas tomadas en los diferentes países:
Fotos:
1) Es Milà Wind farm, Menorca. de MontanNito, Permission is granted to copy, distribute and/or modify this document under the terms of the GNU Free Documentation License, Version 1.2 or any later version published by the Free Software Foundation; with no Invariant Sections, no Front-Cover Texts, and no Back-Cover Texts. A copy of the license is included in the section entitled "GNU Free Documentation License".
2) Buitres leonados matados por un molino en Navarra - cortesía de la asociación navarreña GURELUR - http://www.gurelur.org/. (obtenida de: http://www.iberica2000.org/Es/Articulo.asp?Id=1253).
interesantísima entrevista en:

1 comentario:

fito dijo...

ya era hora de que alguien pusiese un poco de sentido comun a la gran mentira de los Molinos, aparte de lo que has escrito, hay muchisimas más ( intentare escribir sobre esto) pero a os que les "interesa" esto de los molinos no las hacen publica.
Lo más triste es que la gente del pueblo aun piensan que se harian ricos si los pusiesen. ( yo tambien quiero ser rico sin trabajar!)